Sentimientos y emociones al recibir un diagnóstico de cáncer
Miedo, ira, negación, aislamiento social, bloqueo, desesperanza son las principales sensaciones que sentimos las personas al recibir un diagnóstico de cáncer. Estas emociones producen bloqueos en nuestros pensamientos y complican todavía más digerir y entender la información facilitada por los médicos. Necesitaremos tiempo para asimilar esta noticia y comprender lo que significa tanto el diagnóstico como el tratamiento para la persona enferma, su familia y entorno.
Y es que asimilar el cáncer y aguantar esta fase es posible pero también depende de las circunstancias médicas, personales y socio-culturales.
En este sentido, especialidades como la psico-oncología y/o los grupos de pacientes afectados de cáncer son muy recomendables y eficaces para gestionar estas emociones. Esta especialidad nos ayuda a guiar el estrés, reconducir nuestra actitud y observar de diferente manera esta situación. A esto, hay que añadirle las estrategias de cómo afrontar la enfermad de la manera más óptima. En otras palabras, con la ayuda de un especialista, fomentar la autoestima, el apoyo y marcarse objetivos realistas a lo largo de cada etapa de la enfermedad.
Los tratamientos oncológicos: los momentos de más paz y tranquilidad
Durante los tratamientos es el momento en el que se está “más tranquilo” a nivel emocional, si bien una vez dado el alta los pacientes suelen apreciar distintos estados de ánimo como la soledad, baja autoestima, desánimo, y desconcierto por un futuro desconocido. “Hay un antes y un después. Vuelves a casa y sientes que no eres la misma persona”, comentan muchos pacientes, quienes muestran dudas por su futuro, por su calidad de vida y por si porán volver a trabajar o no. Es en esta etapa es donde se realizan más bajas por depresión y ansiedad.
El choque emocional que sufre el paciente origina otras situaciones tanto en su misma persona como en la gente de su alrededor. Entre ellas, lel pensamiento de la muerte a corto plazo, el miedo a morir sólo, la pérdida de su papel respecto a otros, así como la impotencia, la sobreprotección o la culpabilidad por parte de las personas más cercanas.
Si te encuentras mal, si notas que tus emociones y miedos te están superando, no esperes más: ¡pide ayuda! Pregunta en tu hospital y pide una visita con el psico-oncólogo. Y recuerda: no eres una persona rara ni débil, sino que necesitas ayuda y apoyo emocional en estos momentos tan importantes y complicados de tu vida.